Psicoterapia

El significado mas profundo de la Amistad

¿Tenés amigos? ¿Desde cuándo?
Recuerdo a un paciente que frente a esa pregunta me contestó muy orgulloso: “En Facebook tengo 340 y pico de amigos”, a lo que le volví a preguntar, ¿Con cuántos de ellos te frecuentás o te visitas? Clavó su mirada en la mía y no supo qué responder…  Una cosa es juntar “seguidores” y otra muy distinta es tener y conservar amigos de larga data, o poder hacer nuevos amigos. El número no hace a la calidad.

¿Te preguntaste alguna vez qué fue lo que te llevó a hacer amigos? ¿Qué lleva a una persona a generar ese lazo afectivo, esa urdimbre de hilos invisibles que se conservan a lo largo del tiempo y a pesar de las tormentas, de las diferencias y de las distintas etapas de la vida? ¿Será la necesidad de no sentirse sola? ¿Para no sentirnos solas?

Compartir es el fin de la amistad

Hacemos amigos y amigas para algo que es mucho más intenso que la simple respuesta de no estar solas. Hacemos amigas para COMPARTIR. Para compartir vivencias, alegrías y pesares.

Una amiga es aquella que puede quedarse en vela tanto si le estás relatando tu última conquista amorosa, como tu desaliento frente al abandono de la pareja que se aleja de tu lado. Una amiga está con vos tanto en las bienvenidas de buenas noticias como en las despedidas de los que se van de este mundo.

Entre amigas se comparten momentos únicos e irrepetibles; las mejores carcajadas como así también los momentos de mayor tristeza. Puede que no esté presente físicamente y que no se vean por un largo período de tiempo, pero al volver a juntarse se produce esa magia de poder contarse todo lo vivido en fracciones de segundos. Una amiga te acompaña, te sostiene. Son cómo hermanas que te regala la vida. Y en realidad, habla de tu capacidad para establecer ese vínculo “sagrado” que se sostiene a lo largo del tiempo.

Conectar respetando

El poder relacionarse con otro ser diferente, distinto a vos supone salir de nuestro propio caparazón y mostrarnos de corazón a corazón, sin máscaras. Es ahí que se produce una verdadera conexión con el otro.

Así mismo, para poder conservarlos a lo largo del tiempo, de los distintos momentos y etapas que todos atravesamos a lo largo de nuestra vida, tenemos que aceptar que el otro es diferente y que por más que hayamos compartido situaciones similares, el otro siempre es distinto a mí.

Es todo un trabajo que lleva tiempo, paciencia, tolerancia y por supuesto mucho amor. Impone mucho respeto a eso compartido.

Cualquiera sea la debacle emocional en la que te encuentres tu amigo o amiga va a estar ahí para poner el hombro, su escucha, su tiempo. Brindando sincera contención afectiva cuándo la necesites. También puede resultar como un espejo en el cual reflejarse, mirarse y reconocerse.

Pasa el tiempo

Pasamos por la etapa de las amigas íntimas con quienes nunca alcanza el tiempo para compartir todas nuestras vivencias y disfrutamos con la presencia de la otra. A medida que entramos en la adultez, la necesidad de compartir persiste. Y aunque los caminos se bifurquen en algún momento se recupera esa alegría de poder compartir.

Contar con esas personas que elegimos desde el corazón hace a la consolidación de nuestra identidad.

La amistad es uno de los mayores logros de una vida el poder tener a esas personas con las cuales una elige compartir su vida

∞ En la psicoterapia se analizan las amistades porque también permiten descubrir mas de las personas