Psicoterapia
¿Quién sostiene a los que sostienen?
Estamos atravesando momentos únicos y muy desafiantes. Varias cosas que dábamos por sentado han cambiado. Y es probable que muchas cosas continúen cambiando. La Incertidumbre continuará como telón de fondo de todos nuestros días. Somos como un barco que navega sin tener muy claro a dónde está yendo. Seguramente por esto, se han incrementado las Consultas por crisis de angustia, tristeza intensa, depresiones, insomnio y exceso de tareas.
¿Quién sostiene a los que sostiene? En la práctica Clínica uno de los pilares en la formación de todo psicólogo consiste en:
- propio análisis /terapia,
- formación académica,
- propio análisis /terapia
La supervisión implica recurrir a otro profesional con mayor trayectoria, experiencia clínica y es también deseable que tenga experiencia como docente para ayudar a clarificar aspectos del tratamiento que a veces al estar uno involucrado no logra comprender.
Me voy a detener en éste concepto y el porqué es importante y lo voy a tratar de desarrollar desde mi propia experiencia. Encontrar un “Buen” supervisor es como en muchas otras situaciones, buscar un buen dentista, un buen médico clínico, etc. Va a depender mucho de la empatía, sintonía o afinidad. He ido a supervisar con maravillosos teóricos que me deslumbraron con alto vuelo intelectual pero que luego me quedaba pensando: ¿Y mi paciente dónde está en todas estas elucubraciones teóricas?
Se aprende mucho en supervisión, casi tanto como en la propia terapia/análisis. Los supervisores con los que trabajé durante años, tanto en psicodiagnóstico como en clínica, fueron excelentes profesionales pero por encima, maravillosas personas. Tenían muchas horas de clínica y de cátedra. Me supieron escuchar, comprender, ponerse en mi lugar y acompañarme cuando no sabía cómo resolver situaciones o sentía un tratamiento estancado. Tuvieron la generosidad de mostrarme por dónde podía retomar algo que había quedado sin resolver, y me iluminaron situaciones que había pasado por alto, sin hacerme sentir mal.
Pero queda claro quien va a supervisarse es aquel que tiene la valentía de aceptar que uno no sabe todo y que necesita ayuda, auxilio. O sea, aquel que humildemente acepte en qué posición está y que anhele poder entender y aprender mucho más lo que sucede en su consultorio.
Fue realmente en ese espacio, en donde más pude aprender como persona y profesional, crecer y ver lo más conveniente para mis pacientes, aunque no haya sido lo que yo había pensado en un principio. Abrir el corazón para ir al fondo de mí y de mis pacientes representa un acto de humildad en donde aceptamos que necesitamos ayuda, y desde ahí recibimos una nueva mirada profesional que permite crecer aprendiendo y colaborando mejor con los pacientes.
Es por ello que es una actividad que despliego con mucho gusto. Acompañar a otro terapeuta, counselor o coach, todo aquel profesional que recién comienza su actividad, a tener una mirada más panorámica de lo que está sucediendo y develar las tramas psicológicas y emocionales que se están poniendo en juego. Que nos permite ver aquello que queda oculto pero que puede ser desvelado por alguien con más experiencia