La amistad, supone salir de nuestro propio caparazón para mostrarnos de corazón a corazón, aceptar que el otro es diferente, aceptando desde la tolerancia, el respeto y el amor.

Crear tu “máscara” con una dibujada sonrisa social para resultar agradable y así “encajar” encubre tu rostro y tu verdadero Ser, sentir y pensar alejándote de vos.

Repetir las mismas situaciones, relaciones o tipos de vínculos es signo de no poder revisar qué pasa en esa situación, qué es lo que no resulta.

Las preguntas formuladas en el tiempo y momento justo en psicoterapia comienzan a abrirse paso desde tu interior y emergen como la respuesta más auténtica

La duración del proceso de psicoterapia lo define la propia posibilidad del paciente para poder escuchar la interpretación o señalamiento del terapeuta, que de no estar listo aún caerán en “saco roto”.

Este momento de «cambios» nos dice que algo tiene que morir para que algo pueda renacer. Algo tengo que dejar atrás para seguir mi camino con mi propia mochila.

La ansiedad por la incertidumbre de cada día nos lleva a perder el eje del “aquí y ahora”, que es la única realidad en la que podemos operar.

Abrir el corazón para ir al fondo de mí y de mis pacientes representa un acto de humildad en donde aceptamos que necesitamos ayuda, y desde ahí recibimos una nueva mirada profesional que permite crecer aprendiendo y colaborando mejor con los pacientes.